Sí, la coherencia es la esencia de la vida completa, pues no es posible sentirse feliz si no existe coherencia en tu vida y para ello es imprescindible tener en cuenta algunos puntos que deberías tener en cuenta y que hacen que puedas tener la certeza de tener esa tan ansiada felicidad.

El orden de la vida es SER-HACER-TENER, y mantener ese orden no es posible sin ser coherente con uno mismo. Cuando uno es en su esencia, actúa en función de lo que es, y el resultado previsible es terminar teniendo aquello que forma parte de su esencia.

Así pues, y lamento decirlo por aquellas personas que viven en el mundo plenamente material en el que todo lo que sucede es culpa de los otros, todo aquello que te sucede es consecuencia de tu esencia, y en gran parte de la coherencia que hay en tu manera de ser.

La realidad creada

Desde principios del siglo XX, con la aparición de la física cuántica, el mundo occidental empezó a darse cuenta de que la realidad material podía ser transformada por el observador de esta. Fue esencial para ello el experimento de la doble rendija, en el que los resultados revelaron que el comportamiento de las partículas es diferente si son observadas o si no. ¿Eso significa que un observador modifica su comportamiento? Pues sí, exactamente esto.

Anteriormente las grandes corrientes filosófica ya habían apuntado en esa dirección, pero el materialismo newtoniano hablaba de leyes inmutables del mundo físico que fueron rebatidas cuando hablamos de las partículas más elementales.

Eso, a grandes rasgos, nos lleva a la conclusión que la consciencia es la base de la creación de la realidad, y de aquí deriva que aquello en lo que uno cree y es en su esencia influye no solo en la percepción que se tiene, sino también en lo que le sucede.

La enfermedad y la coherencia

Siguiendo con el orden del SER-HACER-TENER se puede ver la implicación que ello tiene en las enfermedades.

Uno de los peores procesos que se dan en la enfermedad es tener la creencia de la enfermedad como un callejón sin salida. Cuando se da una enfermedad deberíamos plantearnos qué nos ha llevado a ese estado de desequilibrio del cuerpo. En su esencia el cuerpo tiende a ser sano, a funcionar de acuerdo con las leyes naturales y la consciencia del observador del que hablábamos.

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A menudo he observado esa falta de coherencia en personas que padecen enfermedades, y cuanto más grabe es esa enfermedad, mayor es la incoherencia. De nada sirve alimentarse de la mejor manera posible si detrás de esa alimentación esta el miedo de padecer una enfermedad. No estoy diciendo que la alimentación no sea importante, pero si nuestra mente vive desde el miedo de padecer una enfermedad es posible que la termine creando, pues el miedo no es más que la consecuencia de las creencias que sustentan la mente.

Si las palabras pueden modificar la estuctura de los cristales del agua, como dio a conocer Masaru Emoto, ¿te imaginas que pueden hacer los pensamientos en nuestro cuerpo que es esencialmente agua?

Reconocer que formamos parte del problema que podamos tener es el primer paso para hallar la solución, pues si no formas parte del problema, la solución no está a tu alcance, y eso es tener coherencia.

Trucos para mantener la coherencia

Muy a menudo encuentro que, en las personas a las que se les ha diagnosticado una enfermedad grave, hay una falta de coherencia muy grande y sobre todo una enorme desvalorización. Son personas que les resulta muy dificultoso saber decir que NO.

Aunque parezca una pequeñez es de vital importancia saber decir que No, pues eso esta dando una señal a nuestro cerebro de que lo más importante por encima de todo soy yo.

Desafortunadamente, las personas que son incapaces de decir que No a las situaciones que no quieren y que terminan haciéndolas por el qué dirán, reciben las consecuencias de no priorizarse y el mismo cuerpo es el que termina diciendo que no. Como se observa, ahí hay una enorme incoherencia entre lo que se hace y lo que se quiere hacer….

Curiosamente es más habitual ver personas con enfermedades grabes de aquellas a las que se les llama buenas personas. No es un tema de ser buena o mala persona, es un tema de hacer lo que uno quiere o no. En muchos casos, aguantar no es un síntoma de fortaleza, sino de debilidad en la autoestima. Aguantamos cosas que no queremos para evitar un conflicto, y al final el conflicto se convierte en interno y en casos extremos en enfermedad.

Lo primero y más esencial es aprender a decir que NO, porque decir que no a pesar de no estar aceptado, es totalmente legítimo. Además, es mucho más fácil decir que no y luego rectificar, si realmente me apetece hacer lo que me pedían, que decir un bueno o vale para no afrontar la negativa en primera instancia y luego negarse. Un vale, o un bueno, es entendido como un sí, mientras que como No, solo se entiende este vocablo.

Así que si estas leyendo este articulo te voy a poner deberes, empieza a decir No a todo aquello que la respuesta no es un Sí rotundo, ganarás calidad de vida, respeto, autoestima felicidad y salud, y empezarás a tener más tiempo para ti.

¡Eso es vivir en coherencia y con ella viene la felicidad y las ganas de vivir!!

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